Hoy he preparado una maleta
No llevo ropa, sólo un arsenal de palabras
Llevo a nietche y Lorca a Miguel Hernández
Y a un poeta de la rambla de Barcelona
Una pistola descargada y unas fotos
De un tiempo más pasado que ayer,
Ah, se me olvidaba, unos videos
Para poderme entretener
Hoy mi persona deja está ciudad
Sabiendo que volverá
Cuando el mañana o un contrato
Marquen la hora de regresar
Hoy llené la maleta
Que mañana tendré que vaciar
sábado, 18 de junio de 2011
CONVERSACIONES CON EL TARANTULO
El otro día me encontré con “el tarantulo”, personaje peculiar donde los haya, con sus deportivas roídas, sus vaqueros pitillo de la talla más chica del mercado y aun así le quedan grandes y un chaleco color salmón con fiebre tifoidea. De repente me paró y me dijo como si no me conociera: los que no votan son unos cobardes porque tienen miedo de que la persona a la que han votado les defraude. Y siguió su marcha, mientras yo me quedé dubitativo casi emnortao pensando en que tenía que ver eso conmigo.
Tres calles más adelante me lo volví a encontrar sentado en un banco secuestrado por el circulo imperfecto que los coches dibujan en las rotondas gritando a todo el mundo que le quisiese oír lo mismo que me había dicho a mi. En esto pasó un coche de policía y se bajaron del coche hacia él, con inusitada amabilidad que dejase de vociferar; él les respondió: tus compañeros de Barcelona me han defraudado pero que el no votaba a la policía, entonces ¿quien era el cobarde?
No volvió a hablar, los policías se fueron y Tarantulo se quedó solo absorto en sus pensamientos. Yo proseguí mi camino
Tres calles más adelante me lo volví a encontrar sentado en un banco secuestrado por el circulo imperfecto que los coches dibujan en las rotondas gritando a todo el mundo que le quisiese oír lo mismo que me había dicho a mi. En esto pasó un coche de policía y se bajaron del coche hacia él, con inusitada amabilidad que dejase de vociferar; él les respondió: tus compañeros de Barcelona me han defraudado pero que el no votaba a la policía, entonces ¿quien era el cobarde?
No volvió a hablar, los policías se fueron y Tarantulo se quedó solo absorto en sus pensamientos. Yo proseguí mi camino
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