El otro día me encontré con “el tarantulo”, personaje peculiar donde los haya, con sus deportivas roídas, sus vaqueros pitillo de la talla más chica del mercado y aun así le quedan grandes y un chaleco color salmón con fiebre tifoidea. De repente me paró y me dijo como si no me conociera: los que no votan son unos cobardes porque tienen miedo de que la persona a la que han votado les defraude. Y siguió su marcha, mientras yo me quedé dubitativo casi emnortao pensando en que tenía que ver eso conmigo.
Tres calles más adelante me lo volví a encontrar sentado en un banco secuestrado por el circulo imperfecto que los coches dibujan en las rotondas gritando a todo el mundo que le quisiese oír lo mismo que me había dicho a mi. En esto pasó un coche de policía y se bajaron del coche hacia él, con inusitada amabilidad que dejase de vociferar; él les respondió: tus compañeros de Barcelona me han defraudado pero que el no votaba a la policía, entonces ¿quien era el cobarde?
No volvió a hablar, los policías se fueron y Tarantulo se quedó solo absorto en sus pensamientos. Yo proseguí mi camino
sábado, 18 de junio de 2011
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